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Homenaje a un caballero del deporte: Feliciano Muñoz Rivilla

Los veteranos del Real Ávila y del Atlético de Madrid empataron a uno en honor de quien jugó en los dos equipos

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Si en todo el mundo el personaje de Ávila más conocido es Santa Teresa de Jesús, en el ámbito deportivo el abulense que ha atravesado todas las fronteras es un ex jugador de la selección española de fútbol, Feliciano Muñoz Rivilla, que en la mañana de ayer recibió un cálido homenaje en su ciudad natal, enfrentándose los veteranos de los dos equipos más importantes de su carrera deportiva: el Atlético de Madrid, donde realizó una brillante trayectoria, y el Real Ávila, en el que comenzó “a jugar al fútbol en serio”.

 

Una mañana agradable se iniciaba con la entrega de placas a Rivilla en el centro del campo del Adolfo Suárez, realizando el saque de honor y posando con las formaciones atlética y encarnada. Luego al palco, acompañado del presidente del Real Ávila, Javier Sánchez, de los ediles municipales Áureo Martín y Patricia Rodríguez, y de uno de sus nietos, también deportista de pro, aunque no da patadas sino que lanza el balón a canasta, Álvaro Muñoz, el jovencísimo alero de Matchmind Carrefour El Bulevar.

 

El reencuentro con viejos conocidos y amigos de su tierra chica, los cientos de saludos y fotos de rigor, las preguntas de muchos de los presentes del tipo de: “¿te acuerdas de mí, soy…?”, con la respuesta de Feliciano de: “como no me voy acordar”, significaron una vuelta en el tiempo al excelente lateral derecho rojiblanco. Rivilla se mostraba “encantado” de estar en Ávila y de compartir unas horas con los aficionados al fútbol, viendo jugar a la vez a sus dos equipos del alma. El antiguo jugador fue un dechado de amabilidad y buenas maneras para todos cuantos se acercaron a él.

 

El partido entre los veteranos del Atlético de Madrid y del Real Ávila finalizó con empate a uno. Sobre el terreno de juego se contemplaron las evoluciones de jugadores que lo han sido todo en uno y otro equipo. Unos llegaron a la internacionalidad, otros no pasaron del modesto Real Ávila, pero todos trataron de dar lo mejor de sí mismos, pese a los años de más, a los que se sumaban en algunos casos los kilos y se restaba la superficie capilar.

 

Quien tuvo retuvo. Así, Pantic –uno de los pocos que estuvo todo el tiempo sobre el campo- dio una lección de saber mover a sus compañeros y de poner la pelota donde quería. Lanzó un par de faltas a balón parado, que en su época en activo eran gol seguro. Ahora, el punto de mira lo tiene un poco desviado, pero sigue ostentando la calidad de quien fue parte importante de la plantilla que logró el histórico doblete colchonero. Otros como ‘Mami’ Quevedo hace cuatro días que se han retirado y se nota que aún conserva mucho fútbol en sus botas, como detentan gran clase y buen toque de balón, Quique Estebaranz, Gabi Moya, Juan Sabas, Julio Prieto, Pradito, y hasta el brasileño Luis Pereira, que con sus casi sesenta años jugó en el segundo tiempo. La meta atlética estuvo defendida por Mejías, muchas temporadas en la primera plantilla del Manzanares, que realizó paradas de mérito.

 

En el bando contrario, no fueron menos que sus famosos rivales. La portería la resguardaron Javi, Araujo y Córdoba. En la defensa lucharon como jabatos hombres como ‘Nene’ Méndez, Nacho, Del Bosque, Frías, Pedro Pascual… ‘Chino’ Zapatera, trataba de dirigir al equipo abulense, ayudado por García, Blázquez II o Aceña. Por las alas quisieron volver a correr Toño, Juan Carlos y Muñoz, como en punta lo intentaron en todo momento Fernando, José Enríquez, Pereda y Luján. La verdad es que varios de ellos siguen jugando al fútbol, matando el gusanillo en el Trofeo Pedro Pascual, aunque hayan superado con creces los cuarenta años.

 

Por lo que se refiere al desarrollo del encuentro, las oportunidades estuvieron repartidas para ambos contendientes, aunque el dominio correspondió en mayor medida al Atlético de Madrid. La primera ocasión más clara de marcar, la tuvo el abulense Fernando, que cuando se iba solo hacia la portería rival, Mejías le hizo falta al borde del área, impidiendo que el delantero materializase el gol. Una infracción que en otras circunstancias hubiera sido mecedora de expulsión del cancerbero rojiblanco.

 

Gracias a una jugada muy bien llevada por la izquierda por Gabi Moya, con un pase preciso a ‘Mami’ Quevedo, el futbolista gaditano fue capaz de enganchar un disparo para abrir el marcador a favor del Atlético de Madrid. Un 1 a 0 que podría haber aumentado porque de alguna oportunidad más gozarían los jugadores entrenados por Miguel San Román, pero no pudieron superar a la zaga encarnada, donde sobresalía el buen hacer de Nacho.

 

Como sucede en esta clase de partidos, en el segundo tiempo se efectuarían numerosos cambios, incluso algunos jugadores del Real Ávila que habían sido ya sustituidos, caso de Zapatera, José Enríquez y Fernando, volverían a saltar de nuevo al campo, en un intento de los técnicos abulenses Esteban Zapatera y Juan Carlos del Pozo, de aprovechar el bajón físico del Atlético de Madrid para ganar el partido. Porque entonces el Real Ávila había conseguido igualar la contienda mediante un gol de Lujan, al rematar un rechace de los rojiblancos. Pero el marcador no se movió y el resultado final fue de empate a uno.

 

Había dos trofeos para entregar, uno para el vencedor y otro para el derrotado. Como el partido terminó en tablas y la suerte no se iba a decidir en el lanzamiento de penaltis. Mejías se llevó la copa más grande para el Atlético, y Zapatera recibió para el Real Ávila un trofeo que simbolizaba a un futbolista.

 

Más imágenes del Memorial Feliciano Muñoz Rivilla en el ALBUM DE FOTOS

 

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